Martes 23 de junio de 2009 
Amigos queridos

Les estoy escribiendo ya camino al base del K2. Hoy fue nuestro segundo día de acercamiento. Llegamos a un lugar llamado Paju, a 3500 metros de altura, el cual es un pequeño oasis en medio de todo un desierto de roca y arena. Las jornadas han sido largas, de siete horas de camino.  El calor ha llegado a los 30 grados. El terreno atraviesa enormes valles cruzados por el rio que baja del glaciar el Baltoro, es de aguas turbulentas y oscuras.

Desde este lugar, en el horizonte ya se alcanza a divisar las inmensas montañas, con sus torres de granito vertical, sus glaciares colgantes y sus palas de nieve. Todavía nos faltan cuatro  días de acercamiento hasta el campo base del K2. Mañana la aventura continuará y entraremos a otro terreno llamado el glaciar del Baltoro, una inmensa masa de hielo en movimiento que se extiende 60 km y por la cual tenemos que caminar.

Somos ahora seis compañeros de expedición ya que se han sumado al grupo pequeño, dos españoles, entre los que esta Jorge Egocheaga, Martin Ramos y una Suiza, Joel, a más de Kurban de Pakistán, que nos espera en el campo base desde ayer.

Ya me encuentro bien del estómago. Me he curado y por fin las energías vuelven poco a poco al cuerpo, y los pies no han dado mucho problema en estos dos largos días, solo las típicas molestias.

Hoy este sueño va tomando un curso distinto. Soy un minúsculo ser humano que se mueve con su torpeza entre las millones de rocas y avanza mirando al horizonte a ver donde acaba para poder descansar. Pero siempre animado, siempre pensándoles y escribiéndoles desde un lugar que está en medio de la nada.Junto a mi lado está mi amada mujer que acompaña estas jornadas con su alegría y simpatía de siempre, que cuando hay un problema lo resuelve y que siento que esta aventura nos ha unido mucho. Gracias mi amor por estar aquí.

Establezco una relación con mis pies, una separada de las otras partes de mi cuerpo. Es a la parte de mi cuerpo que más cuido, la que me toma más tiempo prepararla. La que me lleva por estos paisajes majestuosos y que aunque sufre no deja de andar. Son estos pies quienes han entendido que quiero seguir escalando montañas, sienten el esfuerzo pero saben que soy feliz, así de esta manera, y por eso quiero agradecerles también a ellos.

En un momento cenaremos y luego a descansar, ya que las mañanas nos levantamos a las 5:30 para salir a las 6:30 y poder tener menos horas de calor durante la caminata. Así que por eso me despido de ustedes, hasta unos días mas. Desde el Karakorum, esperándoles escribir dentro de cuatro días más, desde el campo base del K2. Desde aquí somos Ecuador, La vida en estado puro, y llevamos este país a todas las fronteras. Un abrazo al Ecuador y mil gracias a mis auspiciantes: SALUD S.A., CHEVROLET Y MINISTERIO DEL DEPORTE.

Amigos, Les estoy escribiendo desde Skardu, población ubicada a dos días de carro desde Islamabad (capital de Pakistán). Luego de un viaje placentero en avión, llegamos a Islamabad. La salida del aeropuerto fue muy larga por la cantidad de personas que llegaron de varios vuelos. Ahí me encontré con mi amigo Joao García, de Portugal, colega que tiene en su haber doce ocho miles y ahora va de expedición al Nanga Parbat.

Nos recogió Ali, quien trabaja para la agencia Mountain Travel y nos llevo al hotel Best Western. Este hotel queda a las afueras de Islamabad y por tanto es mucho más seguro. A pesar de esto para entrar al hotel había triple revisión de los guardias de seguridad.En Islamabad hicimos las últimas compras, reorganización del equipaje y nos encontramos con el grupo que va al Nanga Parbat y que luego se unirán en el K2.

Salimos rumbo a Skardu el sábado 13 a las 5 de la tarde vía terrestre ya que debido al mal tiempo no había vuelos. Nos demoramos dos días en llegar.

En Skardu estuvimos un día, en el cual tuvimos que volver a empacar el equipaje pues teníamos que hacer cargas de 25 kilos exactamente, eso es lo que carga cada porteador.

Al siguiente día fuimos en jeep a Askoli. Un viaje que duro ocho horas. El camino no es muy bueno y hay inmensos precipicios pero el panorama es tan hermoso que relaja los pensamientos.

Al llegar, nos encontramos con nuestro campamento armado y una sopa de vegetales de bienvenida. Increíble, cada vez más cerca del K2. Estaba muy contento. Esa noche cenamos. Claudia decidió no cenar, no tenía hambre (que suerte que tuvo) y yo comí como siempre. Fuimos a dormir. Al pasar una hora me empezó a dar dolor de estomago. No me sentía bien. Al poco tiempo tuve que salir corriendo al baño. Tenía diarrea y vomito. No lo podía creer. Algo me había hecho mucho daño y no podía resolverlo. Fue una noche horrible.

No pare de ir al baño. Que mal me sentía. Al amanecer todos los que nos acompañaban, el cocinero, el ayudante de cocina, Suleman, quien organiza a los porteadores, el oficial y Kurban, quien es el porteador de altura que me acompañara en mi escalada, ya que yo no tengo compañero en esta expedición, todos se preocuparon por lo que pasaba. Estuvimos esperando casi todo el día que yo mejorara pero eso no sucedió. Así que decidí regresar a Skardu para que me vea un doctor. Tomamos el jeep y llegamos en la noche. Fui al médico, me puso dos sueros, dos medicinas y me mando a reposar. Hoy estoy mejor, mucho mejor pero aun no recupero todas mis fuerzas. La deshidratación fue bastante. Voy a esperar dos días más para reponerme bien y estar al 100% nuevamente.

Sé que todo tiene una razón de ser. Nada es casual. Tal vez ahora no lo vea, aunque ya me estoy empezando a dar cuenta de algunas cosas con tantas horas de reflexión. Sé que Dios me acompaña siempre. No les niego que me entristecí un poco al creer que la expedición podía acabar sin casi ni empezar. Pero se ahora que todo va a estar bien. Justamente mañana en la noche llegan los dos colegas montanistas de España, y ahora que voy a esperar para descansar, resulta que haremos el trekking de acercamiento juntos. Sera por algo?

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