Retorno

El G2, montaña de 8035 m, es una montaña que cada año se sube en el Karakorum y era el último ocho mil que le faltaba a mi compañero Carlos Pauner en ésta cordillera. Así pues, decidimos ir por la cima del G2. Salimos directo del campo base hasta Concordia, donde pudimos encontrar porteadores para llegar en una sola jornada de ocho horas al campo base de los G2 y G1 (dos picos de más de 8000 m). La caminata fue muy larga pero hermosa, porque otras montañas aparecían en el camino y la ilusión era muy grande ya que nuestro grupo estaba aclimatado.

Llegamos el 16 de julio. Pusimos el campamento y el 17 descansamos. El 18 otro descanso esperando la ventana del buen tiempo para salir. El 19 saldríamos directo al campo 3 y queríamos llegar a la cima el 20. Sin embargo ese día no salimos. Ese 19 fue trágico.  Todos los grupos del G2 salieron rumbo al campo 2 desde el campo base y otros grupos que ya estaban en el campo 2 subiendo al campo 3, y de repente, la cantidad de nieve acumulada en esta montaña se desprendió y cayó una gran avalancha que mató a dos personas e hirió de gravedad al famoso montañista Japonés Yiro.

Fue un duro golpe para nuestro líder de Expedición Carlos Pauner, quien tomó la decisión de retirarnos de la montaña debido a la peligrosidad de la masa de nieve que se había acumulado por las grandes nevadas caídas los días anteriores. El sentimiento de frustración fue imposible no sentirlo, todos estábamos tristes por lo ocurrido y por no hacer el intento, pero aprendimos una gran lección de la montaña: que es mejor retirarse cuando las condiciones no son seguras, y esta vez lo hicimos con la pena de haber llegado solo al campo base.

Ahora estoy en Islamabad, viajo el 1 de agosto a Madrid y el 5 a Quito. Nuestro regreso fue largo y rápido, porque hicimos las 6 jornadas en la mitad de tiempo, es decir tres días, caminábamos 12 horas al día.   Y otro asunto importante que vivimos, es la espera de 24 horas en la carretera Karakorum High way, ya que hubo un gran derrumbe que nos estancó. Llegamos a Islamabad felices de poder bañarnos y dormir en camas suaves.

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