Es ecuatoriano, nacido en la capital Quito el 20 de noviembre de 1974.
Desde niño mostraba tener gran motivación por los deportes. A los doce años practicó atletismo y a los catorce jugaba futbol en las divisiones menores de un equipo local. Y siempre se preguntaba que había en las cumbres de las montañas que veía desde Quito.
En la casa de su abuela, había una revista llamada “Life” donde había una foto de un hombre parado en la cumbre más alta del mundo. Cada vez que Santiago miraba esta foto sentía deseos de hacer lo mismo. Sin embargo, no era esa montaña la que le hechizaba, había otra que se mencionaba dentro de la misma revista en un mapa de la cordillera del Karakorum. Era el gran K2, de forma piramidal, hermosa, radiante, conocida por pocos, la segunda más alta del planeta. Ese hechizo permanecería siempre en su ser.
Un día, en unas vacaciones fue enviado a un campamento de verano donde sentiría por primera vez la necesidad de subir una montaña. Desde ahí empezó el desarrollo de su gran potencial, su gran don.
Nada ni nadie, ni siquiera las presiones de la sociedad moderna, dejaron que deje su pasión a un lado. Lleva 21 años dedicado por completo al montañismo, de los cuales 15 como Guía profesional de alta montaña certificado de la Aseguim (Asociación ecuatoriana de guías de montaña). Realizó un curso de la UIAGM en Bolivia.
Hoy en día es un gran montañista, pero más que eso, es un gran motivador y referente de los ecuatorianos, pues a lo largo de su vida, sobretodo de los últimos nueve años, la vida lo ha conducido a vivir momentos muy difíciles, que han hecho de él un guerrero incansable. Comparte su vida con su esposa Claudia, su compañera de lucha, de amor, de trabajo, de lágrimas y de risas.
Desde el 2007 se dedica a escalar en las grandes montañas de los Himalayas: los ocho miles. También da charlas de motivación sobre su historia.