Hay hombres que luchan un día y son buenos
Hay otros que luchan un año y son mejores
Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos
Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.
LOS LOGROS…
Desde el año 1999 hasta el año 2001, Santiago estaba disfrutando de los “mejores” momentos de su carrera deportiva: había realizado 14 expediciones al exterior en las cordilleras de los Andes.
Dentro de las escaladas en la cordillera de los Andes ha realizado un total de 14 rutas extremas en solitario y un total de 9 rutas nuevas. Además Santiago ha subido a más de 30 montañas en Sudamérica y un total de 9 seis miles. Eran logros que hasta ese momento ningún otro ecuatoriano había hecho. Gracias a esto, años después, muchos compatriotas motivados por subir el nivel dentro del montañismo del país, han repetido varias de estas escaladas en equipo de varias personas.
Para Santiago su más destacada escalada fue la Pared Sur del Aconcagua en solitario, el año 2002 por la ruta Messner en 30 horas. ED+ (6ª, 95 grados, A1, M6, WI4), convirtiéndose en el quinto escalador en el mundo en hacerlo.
SU TRANSICIÓN…
A partir del año 2002, la vida de Santiago cambiaría para siempre. En una de sus más destacadas escaladas: la Pared Sur del Aconcagua en solitario sufre congelaciones de ambos pies y como consecuencia tiene que pasar por una hospitalización de muchos meses en otro país y tres cirugías.
El resultado: amputaciones de la mitad de sus dos pies. Atemorizado sin saber por dónde empezar de nuevo, pasa por un gran limbo durante la hospitalización. La angustia y dolor de estos momentos fueron un poco aliviados con las visitas de amigos, familiares y la escritura de su primer libro, donde relata cómo conoció las montañas y cada una de sus rutas logradas. Con este libro le ayuda a su espíritu a no dejarse derrotar.
Su vida se vuelve una constante pregunta: ¿podré volver a escalar?…
Desde entonces, Santiago entra en un camino verdadero de encuentro consigo mismo.
EL PROCESO…
Por las amputaciones de la mitad de sus pies los dolores eran prácticamente insoportables, así lo describe Santiago. Pero a pesar de esto, él empezó a buscar la manera de no doblegar su espíritu el cual le pedía volver a las montañas.
En esos momentos, casi nadie creía que volvería a caminar normalmente, ni siquiera los médicos, peor aún volver a escalar.
Le tomó más de cinco años para lograr una perfecta cicatrización, rehabilitación, adaptación y encontrar una solución a las amputaciones de la mitad de ambos pies. Para esto, debió pasar por momentos muy duros y de mucha soledad. Momentos que fueron, poco a poco, sin darse cuenta, fortaleciendo su espíritu y su cuerpo.
DE ORUGA A MARIPOSA…
Su transformación empezó desde la cama de un hospital, luego una silla de ruedas, luego las muletas, los inseparables dolores y su impotencia de no poder hacer lo que quería, junto a la no aceptación de su nueva realidad.
Y aunque aún no termina esta maravillosa transformación, que él dice que será para toda la vida, pasó a ser un SER diferente. Se llenó de la aceptación a sí mismo, buscó incesantemente los medios, los recursos y las fuerzas necesarias para lograr uno de sus más grandes sueños: volver a las escaladas e ir a la montaña de las montañas, el K2.
Para esto, aún cuando todavía no había encontrado con exactitud la solución a sus amputaciones emprendió un pequeño y gran proyecto llamado “Pedaleando por un Sueño” en el 2006, con el cual conseguiría por primera vez auspiciantes.
Los medios de comunicación dieron todo su apoyo al proyecto y lo propuesto fue todo un éxito. Además, Santiago consigue reunir los fondos necesarios para pagar sus viajes en busca de las soluciones y éstas llegaron. En ese momento, Santiago siente que nada es imposible y decide ir tras su sueño. Se propuso escalar el K2 de 8611 metros.
Motivado por su propio sueño, emprendió un gran proyecto llamado “K2 sin D2” que duró tres años, teniendo como resultado dos cumbres de los grandes ocho miles: el Broad Peak y el Makalú, además de una enriquecedora experiencia de humildad que lo llevó a convertirse en un ejemplo de superación, fortaleza y referente de los ecuatorianos al haber escalado luego el K2 y llegado a los 8400 metros.
Pero para Santiago lo más importante es que volvió a sus montañas de la forma que él quería. Sube por sus propios medios y con la misma capacidad de un montañista de élite. De esta forma nos demuestra a todos que uno si puede lograr lo que desee hacer en la vida a pesar de los “obstáculos”.
Para Santiago su sueño se cumplió, escaló el grande de los grandes. Sin embargo, como dice él, los humanos no estamos hechos de un solo sueño sino de muchísimos, por eso es que sigue motivado ascendiendo a las grandes montañas.