Días 9 y 10. Lunes 26 y martes 27 de enero 2009

Imbabura 4630 m, Yanahurco del Piñan 4538 m y Chimborazo del Piñan 4588 m.

Amigos, Hoy es miércoles 28 de enero y me encuentro listo para salir camino al campamento del Cotacachi, pero antes quise escribir unas palabras sobre los dos días anteriores:

Empecé el día lunes 26 muy temprano en la mañana (como todos los días) a las 5 am. Muy contento porque me dirigía al Taita Imbabura, montaña sagrada para toda la gente de esta región.

El Diario La Hora de Ibarra quiso acompañarme hasta 4000 metros. Así lo hicimos y fue muy grato. Después de la entrevista y las fotos, me despedí de ellos y aceleré mi paso.

El Taita Imbabura y yo tuvimos una linda comunicación. Lo saludé, le pedí permiso para subir y fue muy bonito porque cuando yo pensaba que ya estaba en la cumbre, el Taita Imbabura se despejó mostrándome la verdadera cima, me emocioné y fui hasta ella. Estuvo mucho más largo de lo previsto pues anteriormente yo sólo había llegado hasta esta ante cumbre (que además es el sitio que la mayoría de gente cree que es la cumbre) pero fue muy gratificante conocer este nuevo sitio, sagrado y que se había mostrado para mi en el momento indicado.

Desde su cumbre me comuniqué con mi esposa Claudia quien me esperaba abajo. Agradecido como siempre, tomé fotos y la piedrita de recuerdo. Empecé a bajar con el corazón lleno. Esta montaña estuvo bastante dura de subir pues después de 8 días de subir montañas ya mi cuerpo empezaba a sentir cada paso, sobre todo a la bajada.

En la noche me di una escapada a unas aguas termales cerca de la hostería, en el sector de Chachimbiro. Me relajé y pude disfrutar un rato a solas con Claudia.

El martes, nuevamente madrugamos. Este día pronosticaba una aventura nueva pues fuimos a dos montañas que yo nunca había subido: el Yanahurco del Piñan y al Chimborazo del Piñan. Ambas están juntas. Para llegar a ellas tuve que pedirle a un guía de la hostería que nos acompañe.  No demoramos como 5 horas en llegar a su base pues el camino de carro estaba complicado, tuvimos que trabajar mucho en equipo, mover piedras, poner pajas y madera, poner cadenas a las llantas del carro y por supuesto tomar muchas fotos. Esta región es  increíblemente hermosa y a cada momento queríamos parar para filmar y documentar todo esto.

Al llegar subí con Diego, el guía, subimos muy rápido a las dos cumbres pues sabíamos que la vuelta en carro estaba larga. Increíblemente, ambos días a pesar de que ha llovido mucho por acá, en las tres montañas el clima cambió, se abrieron, se mostraron y me dejaron llegar a sus cumbres. Yo realmente creo que cuando algo lo haces de corazón y con el visto bueno de Dios, las cosas fluyen maravillosamente…así ha sido mi experiencia estos últimos años.

Quiero agradecer a la gente que me está siguiendo en esta emocionante aventura. A todos los sitios que he ido la gente me da ánimos y me mandan buenas energías. En todos los rincones de la serranía ecuatoriana saben de este proyecto y se unen de una forma increíble. Gracias por sus cartas, por sus saludos, por sus buenos pensamientos.

En unos cinco minutos voy a salir donde la Mama Cotacachi. ¡Qué emocionante! Hace muchos años que no estoy cerca de ella. Espero que me reconozca.

Gracias a mis amigos auspiciantes y colaboradores del proyecto que siempre están pendientes de mis pasos.

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