Días 39 al 43. miércoles 25, jueves 26, viernes 27, sábado 28 de febrero, domingo 1 de marzo

El Altar, 5400 m y el Casaguala, 4550 m.

“La más difícil de las 35, envueltos entre rayos y truenos”
Finalmente llegó el día de entrar a El Altar, la montaña más difícil de escalar de todo el país. La aventura comenzó desde la Hostería Abraspungo rumbo a la bocatoma de agua potable de El Altar. La vía que se toma para llegar es por el pueblo de Cubijíes y luego por Quimiag. Me acompañó en esta aventura un colega, guía de montaña del Perú: Peter.

No había vuelto al Altar desde hace tres años, pero estaba seguro de lograr la cima. Muy dentro sentía que también esta montaña nos regalaría un espacio en su sagrada morada. Rápidamente (para variar) estábamos en el campo Italiano a 4600 m.

Armamos la tienda de montaña, fuimos a recoger agua y a cocinar. Luego fuimos a ver la entrada de la ruta y las condiciones de la nieve para el siguiente día salir a las 4 am rumbo a la cima.

Toda esa tarde mientras empacábamos el equipo, pasamos hablando de los sueños y escaladas que hemos hecho y queremos hacer. Es lindo encontrarse con alguien que tiene sueños parecidos. El reloj sonó a las 3 am. Salimos de energía. Peter iba corriendo hacia la entrada de la pared de 400 m de desnivel que escalamos para llegar a la cima.

Todo ocurría en calma. Como yo conocía el terreno, decidimos no utilizar seguros intermedios para la escalada sino que ir unidos a la cuerda pero subir simultáneamente hasta la base de la pared de roca final de 30 metros que conduce a  la cima del Obispo.

Llegamos al amanecer al final de la primera canaleta de nieve, todo iba a pedir de boca, continuaba mi turno para tomar la delantera en la cordada y abrir hasta la base de la pared. A las 7 am llegamos a la base de la pared de roca final y un sonido comenzó a llegar a las estacas de aluminio que serían nuestro seguro de descenso. La tormenta eléctrica había llegado. Peter estaba escalando la pared final y yo asegurándole. No podíamos hacer nada más que esperar que no nos caiga un rayo.

¡Qué miedo y que tensión que tenía! La estática y su SHHHHHHHH sonaba cada vez más, hasta que mi amigo encontró un paso en travesía a la derecha para guarecernos de la tormenta y me gritó que suba y deje todo lo de metal. Subí lo más rápido que pude. Nos pusimos a salvo en una cueva que encontramos en ese momento. Esperamos 30 minutos y las nubes se fueron. Con toda la rapidez decidimos ir por la cima del Obispo que tanto esfuerzo nos había costado. Llegamos por fin. Un par de fotos y corre para abajo lo antes posible. Para bajar hicimos rapeles (es desliarse por la cuerda para abajo con un arnés).

Retornamos a la base de la pared después de cinco rápeles. Se suponía que ya estábamos a salvo en el glaciar, pero no era, aún caían rayos.

Seguimos corriendo y en diez minutos casi habíamos llegado al final del glaciar pero un rayo cayó ese momento muy cerca de nosotros. Escapamos de un gran susto. En una hora más, después de estar 45 minutos esperando a que la tormenta nos deje llegar a las carpas, salimos corriendo para estar por fin a las 11 am en la carpa, ahora sí, a salvo.

En total hicimos cuatro horas de subida y tres de bajada. Todo un record de velocidad para escalar con mal tiempo El Altar.

“La desconocida montaña, una de las más difíciles escaladas de roca del país”

Llegó el día de sumar la cumbre número 30 de Andes Xtremo.

Sentía mucho miedo porque sabía a lo que me enfrentaba: roca mojada, musgo en las fisuras, roca. Salimos del Hotel Abraspungo en Riobamba, quienes nos han acogido de mil amores, y llegamos a Ambato. Pusimos gasolina y nos trasladamos a al cantón Pasa de Tungurahua. Luego a Tiliví y ya estábamos a 30 minutos de la base del nuevo objetivo. Hay que conocer justo en donde parar el carro en la carretera para subir a mano derecha por el páramo, ya que si esta nublado no se sabe por donde ir.

(Mi mujer, Claudia, me ha acompañado previamente en la investigación de estas montañas y juntos hemos descubierto todo un mundo nuevo y los lugares exactos donde hay que subir para llegar a las bases de las montañas que yo no conocía… toda una aventura desde antes de empezar el proyecto).

Estábamos frente a lo desconocido, frente a la pared de roca de 15 metros que nos conduciría a la arista  para llegar a la cima del pico máximo del Casaguala.

Sacamos las cuerdas, me puse crampones para escalar el musgo con roca mojada y saqué mi equipo de escalada de roca.

Llegó un punto de la escalada que estaba cogido a una roca precaria sin tener donde poner un seguro, porque todo era musgo y los pies casi sin nada de apoyo, por la mala calidad de la roca. En esos momentos es donde el control y la serenidad hacen que sumada a la experiencia, logren resolver momentos complicados como estos.

 

Después de cavar, raspar y buscar en el musgo, encontré una fisura para poner un seguro y gracias a un estribo, logré pasar ese parte de la pared y subir a la arista. Desde ésta corrimos a la cumbre y encontramos una placa y un frasco con mensajes de la cima. La placa era del club Casaguala, en memoria de un miembro fallecido. Pero aquí no se acaba esta aventura, frente a nosotros se despeja y vemos que el pico de en frente, a 300 metros, es más alto que el que estábamos. No quedó otra que ir por la verdadera cima.

Para no alargar más la historia, después de 5 horas de lucha con adherencia, rappeles, pasos en artificial y escalada libre, logramos llegar a la cima verdadera de 4555 m. A mi parecer la más difícil montaña de roca en el país. La cumbre es preciosa. Como en todas, sentí emoción y gratitud con Dios por esta treintagésima cima del proyecto.

Para terminar me faltan cinco montañas de varios dias. Mañana me voy al Carihuairazo y después al Cerro Hermoso, aventura que durará 5 días. Un abrazo para todos mis amigos y conocidos. A toda la gente linda que nos esta siguiendo a través de todos los medios de comunicación y gracias a ellos, los medios, que transmiten y apoyan estos proyectos. Gracias familia por sus llamadas constantes para darme ánimo. Gracias auspiciantes por creer y apoyar los sueños y el deporte.

 

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