Introducción de Santiago, mis queridos amigos…
Hoy me encuentro de nuevo emprendiendo un sueño en la hermosa cordillera del Himalaya. Son tantas las sensaciones que tengo, que se entremezclan mostrándome sentimientos cargados de ilusión, de fe, de esperanza, de orgullo, de ser del Ecuador, hoy arranca una nueva etapa en esta mi quinta expedición al Himalaya. Me dirijo a la Diosa Turquesa, el CHO OYU de 8201 metros de altura. Es la sexta montaña más alta del mundo.
Quiero contarles cuales fueron los planes iniciales del 2010 y como se han ido tejiendo las distintas circunstancias que me aclararon el panorama sobre mis decisiones, que no fueron precipitadas ni equivocadas y que la experiencia en el Annapurna fue una de las más grandes y fuertes que tuve en mi carrera en estas maravillosas montañas.
En enero del 2010 pensaba en volver al K2, pues el haberme quedado a tan solo 200 metros de su cima era demasiado duro de aceptar y tenía en mi discurso una especie de voz que me decía: tienes que demostrar que este año vas a llegar a la cima del K2, te quedaste tan cerca ahora vuelve a intentarlo…
En las distintas entrevistas de radio y prensa me di cuenta que cuando me hacían la pregunta de la cima del K2 respondía dolido, el ego se había despertado y gracias a Dios me di cuenta. Al ver por qué quería volver a allá este 2010 cancelé la expedición de inmediato y me plantee un reto nuevo, el Annapurna. Muchos de los compañeros que han compartido las distintas expediciones en los Himalayas iban al Annapurna y me pareció que este montaña que habitualmente no tiene tanta gente esta vez presentaba las condiciones para poder alcanzar la cima, ya que en el ataque a la cima los grupos más grandes tienen mayor posibilidades de alcanzarla porque se comparte el trabajo de abrir huella y de fijar cuerdas.
Pero sucedió cuando yo ya tenía tomada la decisión y había comprado los pasajes a Nepal y organizado todo para esta montaña, una de las dos mujeres que terminaron los 14 ochomiles, Edurne Pasaban, en su web contaba que tomaba la decisión de adelantar su viaje al Annapurna porque le negaron el permiso para el Shisha Pagma.
Los distintos grupos adelantaron su viaje. Yo, personalmente calculando que llegaría diez días después que los demás grupos estén en el campo base, mi estrategia era ir aclimatado desde el Ecuador, durmiendo dos noches en la cima del Cotopaxi y dos noches en la cima del Chimborazo, ya que el campo 3 del Annapurna está a 6750 metros y es el ultimo campamento donde termina la aclimatación para después subir a la cima. Tome la decisión y me fui a Nepal. Llegué después de 12 largos días al campo base del Annapurna y todo marchaba bien.
Las cosas cambiaron y todos conocen la historia, una lesión, perdí mi aclimatación en esos 12 días y bueno todo cambió, supe darme la vuelta y volví sano y salvo al Ecuador. Después de llegar acá me preguntaba por qué yo no subí a la cima con el grupo que si llegó. Era duro aceptarlo y procesar esta experiencia, además tuve que cancelar la siguiente expedición al G1 porque mi rodilla estaba mal para junio del 2010.
A pasado el tiempo y la lesión se recuperó al 100 %. Los escaladores del K2 este año se han tenido que dar la vuelta a 7800 metros por la cantidad de nieve que hay. El grupo de amigos de Sudamérica con los que iría al G1 tampoco han podido llegar a la cumbre, se han quedado a una hora de la cima del G1 por esas cosas de la vida.
Me pregunto si las personas del Ecuador tienen idea de cuán duro, arriesgado y difícil es ir a las montañas más altas del mundo, los ocho miles, y hacerlo sin oxigeno, es un reto aún mucho mayor y en mi caso con medios pies amputados es todo un milagro. Este milagro me hace entrenar más, preparar con más detalle estos viajes, tener mejor equipo, trabajar en mi interior para tener claro por qué voy a estas montañas y sobre todo para saber darme la vuelta cuando tenga que hacerlo. Por eso sé que en este año he aprendido a madurar sin la cima del Annapurna y a disfrutar los momentos vividos allá arriba. Ahora sé que estaba dejando de disfrutar y la espera en el campo base me aburría y dejaba de trabajar en mi interior pensando solo en el regalo final.
Son muchos sentimientos encontrados, la ausencia de Claudia, mi esposa, este año por segunda vez me cuesta separarme de ella, y de Balto nuestro perrito.
También he tomado la decisión de subir solo sin un compañero Sherpa. Voy a hacerlo como lo hice en el 2007 en el Broad Peak y me da miedo enfrentar este reto, ya me cuesta ir solo a las montañas, pero vamos con un equipo grande de seis europeos y seguro que subiré con alguno de ellos, además siempre hay muchas expediciones en el CHO OYU y espero que este año también.
Viajo solo por el presupuesto pequeño que llevo para este viaje. Quiero que sepan que todos ustedes van en mi mochila, siempre recuerdo sus correos, sus cartas de aliento, de cariño que me levantan el ánimo cuando estamos en el campo base esperando que el tiempo mejore.
Le pido a mi Dios que me permita llegar a la cima del CHO OYU y bajar sano y salvo al campo base. Me conozco mucho, ya son 21 años de subir montañas y sé que estoy preparado. Tengo la gran ilusión de llamarles a todos y contarles que tuvimos este regalo de la vida y que estoy bien que el clima es hermoso y que toda este trabajo de recuperar mi lesión, la disciplina en la rehabilitación y el trabajo de confiar en que ya está sana la rodilla probándola en las montañas ha sido todo un éxito, ahora esta ilusión la llevo como cuando viajaba por primera vez al Karakorum al Broad Peak, cuando el reto era pisar por primera vez estos gigantes y cuando llegué al campo base, para mí, eso fue como alcanzar una cima. Esa humildad está presente en esta aventura y que sepan que nunca falta de mi parte entregarlo todo.
Desde el año pasado, después de estar en el K2, logré comprender que este proyecto es del país, de los ecuatorianos que no se cansan hasta conseguir sus objetivos, que luchan incansablemente sin rendirse ni a la primera ni a la cuarta, ni nunca. Para los que se responsabilizan de sus resultados y no echan la culpa a la situaciones externas, para los que piensan que las dificultades son oportunidades de mejorar y crecer. Para TODOS LOS ECUATORIANOS. Somos seres humanos que debemos creernos que somos los mejores, (aunque algunos tengamos la mitad del pie). Ahí estamos junto a los mejores montañistas, abriendo huella de igual a igual porque la única limitación que podemos tener es la falta de Fe en DIOS.