Desde la soledad del campo base

Ahora todo es silencio. El silencio más hermoso, el de las montañas, que se deja sentir.

Hemos llegado a las nueve de la mañana al CB, campamento base, a 5000 metros y a las once estábamos con las tiendas montadas, desde donde les estoy escribiendo. El calor se siente como en la playa, a 40 grados, es impresionante como pega el sol en este lugar por la altura y el reflejo de tantos glaciares.

Nuestro campamento está arriba de todo (en todo lo alto, como el nombre del proyecto) y solamente hay dos expediciones más que llegaron antes que nosotros. El glaciar por donde tenemos que subir hacia el C1, es una cascada de hielo congelada con cientos de grietas que da miedo cruzarlas. Dicen que toma nueve largas horas para lograr montarse a 5900 metros en frente de mi objetivo: el Gasherbrum II de 8035 metros. Pero por ahora todas esas cosas son futuro, por ahora, hasta terminar de instalarnos y emprender la ascensión.

Ayer en la caminata subiendo desde Goro 2 al llegar al famoso punto de Concordia, el K2 estaba nublado. Me sentí triste de no poder verlo, pero después de caminar una hora más este se despejó un 60% y le pude tomar algunas fotos. Uf,  todos los recuerdos del 2009 llegaban a mi mente muy claros y sorprendido de haber estado en esta montaña que produce estremecimiento a quien la mire. Empecé contándoles del silencio en el que me encuentro. Personalmente siento mucha paz y alegría de haberlo logrado llegar hasta acá.

Para mí es un gran triunfo haber caminado hasta aquí con la sencillez de mis pies y la grandeza de mi corazón, que en muchos momentos se tenía que esforzar al máximo para no rendirse por las largas jornadas, acompañadas de dolores muy fuertes en los pies.

Luego de cinco días les contaré cómo van los planes que tengo para hacer la cima del G2. La montaña esta casi “virgen” sin nadie que la ha pisado en esta temporada. Seremos los segundos que nos adentraremos en el laberinto de hielo. Un abrazo a todos los que me siguen. Quisiera que pudieran a través de esta historia lograr impulsar sus vidas más allá desu rutina.

He caminado por seis días, en un total recorrido de 130 km, de los cuales 100 por lo menos son del glaciar del Baltoro, estos 130 km los atravecé con un hueco en el pie, que ya es solamente una herida superficial y se está terminando de curar.

También con dolores en los talones muy fuertes, que se hacían en momentos insoportables de aguantar.
Esto no es tortura como algunos pensarán. Para mí, cultivar mi don, hacerlo con pasión y entrega, es entender que el esfuerzo tiene recompensas divinas.
¿Ustedes hasta donde están dispuestos a llegar?  ¿Al campo base  o a la cima de la montaña?

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