Un regalo de la vida con bendición divina
Chearoco, 6174 m.
Esta montaña es una de las más difíciles de la cordillera Real Boliviana tomando en cuenta que la ruta de ascenso es técnica y la cantidad de nieve que siempre suele haber ha dificultado el subirlas a varios montañistas antes. No había registrados de ascensos ecuatorianos a ésta montaña. Eso la hacía más interesante.
Salimos de La Paz rumbo al poblado de Peñas donde encontramos al padre Antonio Italiano, que es montañista y nos ayudó con información.
Después de perder la ruta, llegamos a Chachacomani, poblado indígena, donde una pareja de viejitos nos pidió que le llevemos. Este fue el primer mensaje de DIOS, resulta que eran los padres de Buena Aventura, nuestro arriero porteador quien es el único que conocía el cruce entre las dos montañas.
Así llegamos a su casa y comenzó nuestra caminata al campo base del Chearoco.
Después de tres horas de caminata, entre precipicios de arena y morrena, no entendía cómo los tres burritos con 30 Kg de peso encima cada uno, pasaron por estos lugares. Cuando estábamos poniendo la carpa, los dos arrieros y su nieto nos preguntaron si teníamos carpa para ellos y no teníamos por supuesto, solo para nosotros. Tampoco mucha comida. Suponíamos que ellos iban a traer sus cosas como lo hacen la mayoria.
Así que ellos durmieron con pajas como colchón y tapados con las cobijas de los tres burritos. Y de mi parte, les cociné y compartí nuestra comida con ellos, con un gesto de generosidad, les hice sopa y pure con atún.
Creo que darles de comer y ayudarlos en este sentido, hizo que Dios ponga en su corazón toda la solidaridad que puvieron durante todo el camino con nosotros.
El segundo día después de tres horas estábamos en campo alto, en el borde del glaciar.
Y al mirar la ruta, miramos dos puntitos cerca de la cima que bajaban, eso si era un milagro. Dios nos estaba ayudando, ya que nosotros no conocíamos la ruta y ahora la ruta estaba abierta, ¡que alegría! Pero al ver bien no era la ruta normal sino una pared directa por donde subieron. De todas formas, era una gran ayuda en cierta forma.
Salimos a las 4 am, entramos por un glaciar plano y a los 10 minutos mi compañero se cayó en un pozo con agua hasta la cintura. Su pie izquierdo se puso helado y todas sus botas se mojaron.
Pensé en ir solo, pero me dio miedo por las enormes grietas de arriba de la pared. Sin embargo dije que iba a intentarlo. Eduardo regresó a la carpa.
Cuando me fui, en medio de la caminata, me di cuenta que no llevaba el piolet y en ese momento tuve que regresar, no podía encontrarlo, no entendía por qué pasaba esto. Después de pensar y sentir que tal vez Dios me trataba de decir algo, entendí que debía de ir a ayudar a
Eduardo a secar sus botas y subir con él, no solo.
Secamos las botas en hora y media con las estufas y salimos a las 9:15 de la mañana, de nuevo para arriba.
A las 2 pm llegamos a la cima, después de una hermosa lección de amistad y solidaridad y ayuda divina.
El clima estuvo perfecto y todo salió bien. La cima es una roca puntiaguda en medio del cielo, colgada entre dios y la tierra.
Gracias amado universo por este hermoso regalo.
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Al tercer día atravesamos el valle de las dos montañas sin más que un par de crampones para nuestros dos valientes porteadores, quienes nos llevaron en cinco horas de caminata, cargando 40 kilos al otro campo alto del Chachacomani, usando cada uno un crampon. La ruta era desconocida pero había una secuela de huella que había quedado de hace 10 días atrás aproximadamente.Salimos a las 5 am, cruzamos el glaciar buscando el valle de entrada a la montaña, cruzando enormes grietas y abriendo la huella. Subimos muy rápido y a las 11 am estábamos en la cima de la segunda montaña de las más duras de la cordillera, era claro que la divinidad nos dio este regalo a ambos, claro que cada aventura tiene pruebas que pasar, para poner mi amor a prueba, mi fe también y al atravesar estas barreras, Dios me deja sorprendido con su infinito amor. Gracias Dios por estas dos cumbres. Llegamos al campo alto a las 2 pm, en medio de una tormenta, después de 14 horas para llegar al carro 4×4 y luego cuatro horas más para ir a La Paz, muy cansados pero felices. |
Falta poco, estoy a la puertas de algo maravilloso. Que la divinidad siga guiandonos. Saludos a todo el Ecuador, mi país amado.
Gracias a todos ustedes por pensarme y echarme bendiciones y gracias a mis patrocinadores:
Salud S.A. Chevrolet, Ministerio del Deporte.
A mis colaboradores:
Supermaxi, Adidas, Continental, Fundación ROMP y Kamex,
Un abrazo para todos.