La Máxima victoria es la que se obtiene sobre uno mismo

DIARIO ILLAMPU 6342 METROS.
Hemos escalado nueve horas, terminamos la pared del Illampu, estamos en la arista y tenemos el último obstáculo técnico que la montaña nos pone. Una pared de 10 metros casi vertical. La superamos y queda la arista final de 100 metros para llegar a mi sueño, la cumbre del Illampu una montaña que en los 80 y 90 se escalaba en una sola expedición organizada desde el Ecuador por los clubes y los mejores montañistas del país. Así lo narra la historia de nuestro montañismo en innumerables artículos en revistas de montañismo.

Ahora era nuestro turno, pero la arista estaba cargada, con dos placas que al dar un paso primero te hundías hasta el muslo  y luego sonaba crack.  Iba de primero, me monté a la arista, para evitar en caso de rotura caer al precipicio del lado de la placa, mi compañero aseguraba y yo solo atinaba a rezar para que no suceda lo que mi cabeza pensaba. Pero hay  una voz interior que te indica que debes de seguir y confiar, que es el momento en que la montaña pone a prueba toda tu fuerza y es tu corazón o tu ego el que decide, y en esta vez mi corazón sentía que si me quedaba junto a la arista no pasaría nada. De pronto se asentó la placa y se rompió, no cedió a nuestros pies y el susto fue tan grande que se nos paralizó la respiración. A la vez que avanzaba hacia la cima después de este suceso quise darme la vuelta pero las condiciones de la nieve cambiaron y se estabilizaron, era la señal indicada, estábamos en la cima y lo habíamos logrado. Es la forma de vivir, sin dejar que los demás te juzguen por tus acciones y poder decidir que vives como tú crees que debes vivir: al máximo, confiando en ti, en la montaña y en el compañero de cuerda que está detrás de ti listo para detener una caída. La cima es hermosa, a pesar de estar nublada, el ambiente se tornó tranquilo, mi respiración agitada era después por  la tensión del episodio vivido y porque habíamos “arriesgado”.

Me pongo dramático porque hay dos factores Dios y la experiencia.

 

 

Si  montados en la arista se caía la placa, nada hubiese pasado, y en caso de caer uno se lanza para el lado de la arista para sujetar al otro, eso lo aprendimos con Anselmo el instructor de la ENSA. Hoy sé que fue lo correcto, pero así es la vida, si no arriesgas nunca sabrás el resultado,  y seguros de ser felices estamos en la montaña escalando para vivir libres del “qué dirán” un mal que me dejó sin piso en un momento dado. Así fuimos luego al Ancohuma,  a la última cima del proyecto y en el campo 2 el clima se dañó y no dejó de nevar toda la noche. Las ganas de mi compañero cambiaron  y el ambiente era ganas de bajar.

Esta victoria sobre mí mismo, y hacer de este suceso un aprendizaje para no olvidarme de algo en lo que creo fielmente. Con ego no se escala, ni se llega a ninguna cima,

 

A las 9 de la mañana salimos vestidos para la cima, listos para hacer esta última montaña de Andes Xtremos, cruzamos el plato con una placa de 15 cm de nieve fresca, compactada a medias por el sol y frio.  Eduardo iba de primero y en la parte plana del plato,  dos placas se asentaron y él decidió en ese momento  bajar, sin hacer ningún análisis, solo dijo se acabó, no me siento seguro y bajo. No me quedo nada más que bajar con él, le explique que en la pendiente podíamos ver realmente las condiciones de la nieve y decidir si arriba o abajo, pero no hubo cómo convencerlo y bajamos.

Creí que lograríamos la cima y la montaña no quiso con sus extrañas pero sabias razones.

En ese momento todas las 14×6000 que habíamos logrado, no importaban y este “fracaso” pesaba mucho más en mi mente que todo lo conseguido, a pesar de estar en Bolivia de saber que puedo volver, mi mente no paraba de decirme no lo lograste.

 

Era horrible, pero había una segunda voz, la interior, la que viene del corazón, que me decía: se feliz por lo conseguido y deja esto en manos de Dios, es su decisión y tienes que dejar y soltar.  Ahora bajaba muy triste, pero sabía que iba a volver. Y es que mi lección es poder obtener sin el se llega a cualquier parte y a veces piensas que no tienes ego pero es mentira, el ego está ahí para mostrarte que te equivocaste que buscas algo más, que no es suficiente, que te importa el qué dirán, que eres humano y sigues aprendiendo cada día.

Tu historia te hace grande, no ser el mejor. Después de procesar todo esto, ya estoy listo para volver al Ancohuma. Saldremos el miércoles 20 de agosto y esperamos subir a la cumbre esta semana. Ya les contaré cómo me va.

Muchas gracias a mis patrocinadores.
Salud S.A. Chevrolet, y el Ministerio del deporte

A mis colaboradores:
Supermaxi, Continental, Adidas, Romp y Kamex.
Y a Dios, a las montañas sagradas y a mi esposa amada.

Saludos Ecuador,
Santiago Quintero.