Madrid, España

Queridos amigos del Ecuador y del mundo,

Llegué el 26 de marzo a Madrid, capital española, donde fui recibido con mucho cariño por mi familia esmeraldeña, quienes viven y trabajan en esta misma ciudad desde hace algunos años.

Los días han transcurrido cargados de anécdotas y trabajo duro, pues una expedición de este tipo, a una de las montañas más gigantes de la tierra, requiere de toda una logística previa, como por ejemplo comprar, empacar y organizar el botiquín de altura, los paneles solares para cargar los equipos de comunicación como teléfonos satelitales, radios y computadores, además, el equipo de montaña especializado para alturas y temperaturas extremas, la comida especializada para grandes alturas, la cocina de gas  butano propano (mezcla de gases que permite derretir la nieve a gran altitud), y en mi caso, unas botas adecuadas a mis pies, que gracias a Dios, una de las compañías de botas y calzado más famosas del mundo llamada BOREAL, me las diseña y confecciona  a la medida de mis prótesis.

Bueno todo esto ha sido mi trabajo previo a la expedición al Makalú que parte desde Nepal este 14 de abril.

Somos un grupo conformado por ocho montañistas profesionales: Colombia con dos exponentes, Argentina uno, Brasil dos, España dos y Ecuador un servidor.
Cada uno de nosotros se moverá independientemente en la montaña a partir del campo base avanzado, el cual lo montaremos a 5750 metros de altura y que servirá para  aclimatarnos, ya que esta montaña mide 8463 m y la subiré sin utilizar oxigeno complementario. Vivir a esta altura me ayudará en este propósito.

Ya que tenemos mucho trabajo pendiente en la montaña, como abrir la huella por la nieve fresca, poner las cuerdas en las partes más inclinadas, instalar los campamentos de altura con carpas especiales de expedición, colchonetas, sleepings e irnos aclimatando a la altura, hemos decidido organizar el tema de comida de altura, de carpas, gas y comunicación, independientemente para que cada uno de nosotros podamos formar equipos pequeños y movernos al ritmo de cada uno, permitiéndonos llegar a la cima de acuerdo a la capacidad de cada escalador.

Son las dos de la mañana, escribo desde Madrid con todo listo, esperando mi ansiado lunes 7 de abril poder tomar mi vuelo con rumbo a Katmandú.

Gracias a Dios todo se ha dado a las mil maravillas. Por eso aprovecho para agradecer la ayuda de Bicon, empresa que me alquiló el teléfono satelital, y a mi amigo, Jorge Rodríguez, quien me ha confiado este equipo tan costoso.

A mi familia ecuatoriana en Madrid, quien me ha acogido como a un hijo, con hermosas atenciones, comidas muy ricas y ayudándome con todo lo que he necesitado, además de darme ánimos. También agradecer a mis amigos de Boreal, que a pesar del poco tiempo para confeccionar las botas, no me dejaron abandonado y lo hicieron con tanto cariño, que espero llegar con estas bellas botas a la cumbre, Dios mediante el 20 de mayo.

Y por supuesto, agradecer a mis amigos auspiciantes, que gracias a ellos es posible realizar estos retos deportivos: a Salud S.A., al Ministerio del Deporte, a Toyota del Ecuador y a Energizer. Y a los que colaboran en este proyecto: Equipos Cotopaxi, Alcaldía Metropolitana de Quito, Diario El Hoy, entre otros.

Y por último, agradezco a mi equipo de trabajo que está en Ecuador, que tanto hacen para que todo esté bien organizado durante la expedición.

Ahora voy a dormir, esperando entrenar mañana en las escaleras de este edificio que tiene diez pisos. Así soñaré y pensaré en las últimas cuestas del Makalú, conocido como “el Gran Negro”, y en su larga arista que conduce a su cima.

Buenas noches y que Dios los bendiga.
Sank2

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