La visa

Cuando la necesidad es más grande que el deseo, te será concedido”.

Gracias a Dios antes de empezar esta expedición pude recibir un regalo en esta frase y hoy recién lo entendí. Como les conté, tenía el problema del visado, solo me daban cuatro días para regresar a casa, y si me pasaba de eso tendría muchos problemas para volver a conseguir un nuevo visado y para regresar a mi país querido.

Hoy a las 16h50 (hora nepalí), me otorgaron una extensión de mi visado hasta el 28 de junio, lo que hace que viaje tranquilo al Makalu y regrese en paz a casa. Ha sido para mi un milagro poder conseguirlo, pero solo después que lo tuve, entendí que era mayor mi necesidad que mi deseo por tenerlo , y llegó en el momento oportuno, pero además de eso, la vida me mostró mas de lo que soy, el cómo reacciono a cada situación, cómo la tolero, qué me produce, cuándo me rindo a seguir persiguiendo lo que necesito y por qué lo hago, y quiénes me están acompañando en este caminar.

Mi vida hoy es intensa y llena de belleza en todo sentido. Sigo aprendiendo que para subir una de estas montañas no basta solamente con estar listo físicamente sino que es un camino para permitirse crecer o perder el sentido y buscar lo opuesto.

Llevaba una lista de cosas por hacer, y me faltaba después de la visa una sola, comprar unos zapatos para ir al campo base avanzado, el cual toma ocho horas de caminata por hielo, roca y morrena. Es un camino muy largo e inestable y los únicos zapatos que llevaba ya estaban viejos y la suela estaba comida a un lado más que al otro y en estos dos días ha sido súper incomodo caminar con este desajuste de los zapatos y he sentido la necesidad de tener otros.

Pero después de la entrega de la visa, llegué tan feliz al hotel y me dije que ya había logrado lo más importante y lo de los zapatos podría resolverlo cortando la suela e igualándola, como ya he hecho antes, en muchas ocasiones. Sin embargo, mi voz interna me hizo salir a ver si conseguía calzado nuevo, repitiéndome que me merezco no sufrir en esta caminata.

Después de recorrer el mercado y buscar y buscar, encontré unos que me quedaron bien y con los que podía caminar más cómodo que con los viejos. Así, con todo hecho para la expedición, fui al lugar donde habíamos quedado en encontrarnos para ir a cenar con los camaradas de la expedición. Y para mi sorpresa, justo en la tienda que les esperé, habían unas botas de escalada y trekking perfectas para este acercamiento, me las probé y les cuento que hace años que no me ponía algo tan cómodo y tan seguro. Me sentí muy feliz y a pesar de lo costosos, hoy por hoy, con mis pies, ya no escatimo en el valor de nada.

Supe entonces que terminar lo que empiezo a pesar de que parezca una tontería, me permite encontrar justo con lo que estaba soñando desde hace muchos años, poder por fin tener unas botas de escalada en roca y caminata, son de doble finalidad que sirven hasta 6000 metros y lo mejor de todo, que calcen con mis prótesis.

Que agradecido estoy con Dios y con la vida por todo esto que está pasando. Después de tantas dificultades, siento que todas las puertas se han abierto y espero contar con esta ayuda en la escalada en si, pero también sé que el de no ser así, aceptaré con humildad lo que esta montaña quiera dejarnos subir.

Mañana, por fin, salimos para el Makalu. Primero vamos a volar a Lukla. Iremos cinco de los ocho miembros de la expedición: Waldemar, Irivan, Hernán, Marco y yo.

Ya hemos mandado el cargo a Luckla, para que desde allí vayamos en helicóptero hasta el campo base del Makalu a 4800 m.

Luego esperaremos cinco días para aclimatarnos y organizar las cargas para los diez porteadores que hemos contratado hasta el campo base final a 5750 m de altura, donde viviremos la mayor parte del tiempo.

Ahora son las doce de la noche y tengo que levantarme a las cuatro para salir a las cinco. Me despido de ustedes con mucho cariño desde Katmandú, agradeciéndoles por todo lo que han hecho por mi, por su cariño, sus mensajes, su ayuda, su apoyo.

Y agradezco a mis auspiciantes: Salud S.A Ministerio del Deporte, Toyota del Ecuador y Energizer. También a los colaboradores: Equipos Cotopaxi, Alcaldía Metropolitana de Quito, Programa La TV.

He mandado dos fotografías, una de ellas es la del grupo de los cinco sudamericanos que vamos este año al Makalu 8463 m. La señora de la fotografía se llama Elizabeth Hawley y es una distinguidísima inglesa, que desde el año 63 está recopilando todas las expediciones que van al Himalaya. Ella nos ha venido a visitar para entregarle en unas fichas nuestros nombres y tener su registro que sale en muchísimos web sites y libros en el mundo. Mil gracias Mrs Hawley. Ha sido un honor poderla conocerla.

Un abrazo para todo el Ecuador.

Volver Atrás