Campo base, a una altura de 4800 metros

Querido amigos,

Hoy les escribo desde el campo base, a una altura de 4800 metros y con una vista impresionante de esta enorme montaña.

Haber llegado aquí ha significado muchísimo trabajo, no se lo imaginan, pero al final después de tanto esfuerzo, finalmente pude ver a la montaña, la cual quiero escalar.

Después de esperar dos días en Luckla, pudimos volar el 18 de abril al campo base, pero solamente pudimos llevar uno de los dos bultos de equipo que tenemos para escalar esta montaña y tuvimos que separarnos en dos grupos de ocho personas, pues estábamos dos grupos: uno, el mío, que está conformado por Sudamericanos junto a Carlos Soria de España y Ralf de Alemania, y el otro grupo conformado por españoles y vascos.

Finalmente, aceptamos hacer tres vuelos por el peligro del sobrepeso. En el primer vuelo fuimos los de mi expedición. El vuelo demoró exactamente 24 minutos, los más largos de mi vida. Al aterrizar, el piloto lo hizo como avioneta y no como helicóptero.

Vi como nos acercábamos al piso a gran velocidad y enseguida escuché un golpe fuerte del gigante de acero contra el piso. Finalmente, frenó y bajamos bien, sin más que con un gran susto.

Bajamos las cargas y nos acomodamos en el campo base. La primera vista del Makalu fue estupenda, hermosa montaña.

El 19 de abril nos confirmaron el vuelo del segundo grupo de españoles y vascos. Esperábamos también que ese día pudieran hacer el tercer vuelo con todas nuestras cosas. Pero a las nueve de la mañana escuchamos aproximarse al monstruo de acero, un helicóptero ruso de carga enorme. Salimos todos de la tienda comedor y comenzamos a caminar hacia el lugar del aterrizaje. Me di cuenta con bastante preocupación que el piloto iba a hacer lo mismo que hizo el día anterior: ¡planear con el viento de cola para aterrizar como si fuera una avioneta! Se me pusieron los pelos de punta.

Todo nos acercábamos hasta 100 metros del lugar donde aterrizan estos gigantes de acero y de pronto, a gran velocidad, pone la rueda de adelante en el piso y el tren de aterrizaje se parte inmediatamente por tanta fuerza y el helicóptero comienza a girar hacia un lado, se inclina y las aspas cada vez más cerca de tocar el suelo y producir una tragedia, ya que nuestros colegas estaban adentro de este cacharro.

No nos explicamos como todo el peso canteado de lado pudo volver a estabilizarse. Todo el grupo de montañistas comenzaron a huir despavoridos a tierra firme mientras las aspas giraban con los motores aún encendidos.

Gracias a Dios, después de solamente un susto, los dos grupos estábamos a salvo en el campo base del Makalu. Pero ahora el problema es que el tercer vuelo ya no era posible hacerlo y todo nuestro equipo estaba en Luckla, esperando que uno de los tres helicópteros que funcionan en Nepal traiga nuestra carga.

Hoy es 20 de abril y he decidido quedarme un día más en el base para aclimatarme mejor, ya que mañana 21 salimos rumbo al campo base definitivo que está a una altura de 5750 metros ¡nada más!

Hernán y Marco ya han salido hoy hacia el ABC ( campo base avanzado), Waldemar, Irivan y yo estamos esperando a ver si es que mañana vuela el helicóptero con nuestras cosas ya que tenemos allá en Luckla las botas de alta montaña y los grampones, y sin eso no podemos comenzar a escalar hacia los campos de altura.

Todos vivimos una situación angustiante antes de comenzar la expedición. Personalmente, pienso que la FE en Dios, es el mejor aliado en estos casos, no puedo hacer nada, solamente esperar y comenzar mi proceso de aclimatación hasta 6200 metros, o al campo uno que está a 6600 metros, que con un buen tiempo, se puede llegar sin botas de expedición.

Esto es amigos nuestra situación. Así nos encontramos, esperando mañana temprano en la mañana salir hacia el ABC, a 5750 metros, para comenzar nuestro proceso de aclimatación a la altura. Les volveré a escribir desde allá.

Sin más me despido con un fuerte abrazo desde el Makalu, deseándoles un lindo día en Ecuador.

Un abrazo.

Sank2.

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