Campo base a 5750 m.

Amaneció el día 26 de abril con buen tiempo en el campo base a 5750 m. Estábamos listos para salir y caminar hasta 6100 m al campo uno móvil, el cual nos ha servido para aclimatar bien y poder dormir dos noches en el verdadero campo uno a 6600 m.

La caminata fue fácil al comienzo, fuimos por una morrena de roca suelta que va paralela al glaciar de entrada de la ruta que han hecho los ingleses, pero que mis compañeros brasileros decidieron no usar por el peligro de caída de seracs.

Llegamos muy contentos al campo intermedio y montamos las dos tiendas para pasar la primera noche en altura. Cocinamos y tomamos fotos del atardecer que fue hermoso y dormimos muy cómodos en este campamento parecido a un nido de águila.

La mañana siguiente salimos cargados con todo: tienda, cocineta, comida y sleeping para el campamento uno. El recorrido fue por un glaciar cortado por grietas. Íbamos encordados los cuatro: Hernan, Waldemar, Irivan, y yo.

La ruta es plana al comienzo. Después, la pendiente se complica un poco y cuesta subir cargado hasta el campo uno real, el cual es un plato muy bonito con una vista fantástica.

Al llegar comenzamos inmediatamente a preparar el terreno para poner las dos tiendas que teníamos y dejar este campamento armado definitivamente.

Soplaba el viento y sentí frío ya que mi equipo donde estaban mis botas de altura no llegaba aún.  Pero con gran suerte el hermano de Pemba, el porteador de los compañeros de Brasil, bajó a ver mis grampones y mi arnés para poder hacer este recorrido y gracias a Dios y con gran alegría, todo comenzaba a mejorar y por fin hacíamos el trabajo de la montaña, después de algunos días en el campo base con excelente tiempo.

La noche llegó y no tenía hambre. Comí nada más que una sopa de fideos y algo de té. El viento comenzó a soplar y el frío llegaba dentro de la carpa a 15 grados bajo cero.

Hernán, quien compartía la tienda conmigo, decidió a la mañana siguiente bajar al base y yo decidí quedarme una noche más pero acompañado por mis otros colegas.

Pasamos una mala noche, con dolor de cabeza y mucho frío. A las doce, Hernán salió para bajar. Yo me quedé esperando y soportando las ráfagas de viento que se producían cada diez minutos. Todo era monótono. Hasta que a las cuatro de la tarde me invitaron a comer mis compañeros un fideo con tomate muy rico. Comí, me hidraté y me fui a esperar la torturante noche. Realmente fue un tormento esperar casi nueve horas hasta que salga el sol para poder salir y poder bajar. ¡Fueron interminables! Muy duras para mí. A 6600 m las cosas cambian drásticamente y las primeras noches son muy pero muy duras.

La mañana del 28 bajamos en un tiempo durísimo y mis pies comenzaron a dolerme por el frío pues mis botas eran solo para aguantar máximo esta altura, así que me adelanté de mis compañeros y bajé lo más rápido posible. La bajada fue hermosa ya que había que hacer cinco rapeles en hielo de 55 grados, muy bonitos y emocionantes. Al llegar a la base del glaciar continué bajando hasta la morrena, en donde Pemba estaba esperándonos para saludarnos. Mis compañeros me alcanzaron casi al llegar al campo base, donde nos reunimos para cenar el grupo entero. Estábamos felices. Ya habíamos logrado poner el campo uno con éxito y aguantar dos noches ahí. Esperaremos tres días, en los cuales descansaremos y nos alimentaremos mejor para volver a subir y poner el campo 2 a 7400 m, llamado el “Makalu La”. Este será el campo definitivo donde dormiremos una noche para terminar el proceso de aclimatación y poder salir, Dios mediante, el 14 y poder subir a la cima el 15 de mayo.

Hoy día 30, les cuento que ya tengo mi equipo, gracias a Pur Sonam, quien me trajo mi equipo desde el “Hilary camp” hasta el campo base. ¡El solo cargó 40 kilos de peso! Este pequeño muchacho tiene tan solo 16 años y porteó 40 kilos durante siete horas de camino muy duro de piedra suelta. Es de admirar.

Mañana saldremos al campo 1 los cuatro: los dos brasileros Waldemar e Irivan, Hernán de Argentina, y yo, el ecuatoriano a gran honor. Todos nos hemos hecho muy amigos en esta expedición, la cual hemos compartido con gran ilusión y queremos subir los cuatro a la cima.

Hoy hay seis grupos intentando subir al “Makalu La”. Nosotros lo haremos mañana. A mi regreso les contaré como nos va en esta aventura. Les quiero mucho. Miles de saludos a todos los que están allá, a mis amigos de Salud S.A., del Ministerio del Deporte, de Toyota del Ecuador y de Energizer por auspiciar este gran proyecto. A mis colaboradores y amigos también del Diario El Hoy, de Equipos Cotopaxi y del Municipio de Quito. Y a todos los que me están siguiendo y enviando sus mejores energías, gracias.

Sank2

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