CUMBRE!!!

Amigos míos de la montaña:

Esta pequeña nota es un homenaje para todos ustedes quienes estuvieron preocupados y ayudaron en mi bajada del campo 3 a 7600 metros. Mil gracias por todo su cariño y ayuda. Les quiero mucho a todos. Estaré en Katmandú hasta el 31 de mayo, cuando por fin puedo volar y estar mas cerca de casa y de mi familia. Me da mucha pena lo que ha pasado con Iñaki Ochoa. Por lo que sé, estaba débil y no pudo aguantar las cinco horas que le hacían falta para bajar.

Esta noticia me conmovió y me acordé de los momentos vividos allá arriba, cuando al bajar del campo 3 a 7600 metros estaba debilitado y me costó dos horas hacer 50 metros hasta llegar a las tiendas de los suizos, en donde apareció el ángel milagroso Ted, quien llegó con la única mascarilla de O2 que había y me prestó para respirar esa noche. Esto permitió que yo pudiera bajar hasta el campo 2 sin problemas. Gracias a la oportuna acción de Hernán quien no permitió que me quedara solo y estuvo junto a mi como un verdadero compañero todo el tiempo, por eso digo “gracias Hernán por tu gesto que hizo que pueda bajar al base y gracias a Fercho por toda su ayuda y cariño. Son dos amigos que llevo bien en el alma y los quiero mucho”.

Ahora estos momentos son un recuerdo feliz y tranquilo que doy gracias a Dios de haber podido bajar al base sin problema alguno y estar siempre junto a estos amigos incondicionales. La bajada fue lenta pero la pudimos hacer desde el “Makalu La” hasta el base en un día. Al llegar al base fue muy emocionante y hermoso poder abrazar a toda la gente que estuvo junto a mi ayudando: a Rafa, Carlos Soria, Ralf, los vascos, el doctor de los andaluces, los sherpas, Mr. Sonam quien pidió el helicóptero para el regreso.

Todo el grupo de españoles quienes estuvieron muy pendientes dando una mano, a los suizos, el japonés muy amable quien dio el oxigeno, a Waldemar, Irivan, Fercho, Hernán, y toda la gente que me dio una mano mil gracias por toda su ayuda de todo corazón por ese gesto tan bonito.

Muchas gracias amigos de la montaña les agradezco de todo corazón.

Santiago Quintero

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