Domingo 16 de Mayo de 2010

Mis queridos amigos,

Les escribo para contarles una buena noticia: estoy sano y salvo en el campo base. Llegamos ayer desde los 6000 metros de altura. En el intento a la cima, escalando al campo 3 mi rodilla me empezó a molestar de nuevo y en el momento que di los primeros gramponasos (eso es poner mis grampones en vertical porque estaba escalando una pared) tuve el dolor más agudo que ustedes se puedan imaginar. Me solté de la pared y grité del dolor. Lloré muchísimo y mis compañeros no sabían cómo consolarme. Yo solo sentía que el mundo se acababa.

Me preguntaba ¿por qué a mí me pasa esto? ¿Por qué mi rodilla me volvió a dar problemas después de 15 días de espera y descanso? Me preguntaba tantas cosas pero la verdad era que tenía que bajar. No había nada más que decidir. Y lo peor es que tenía que bajar andando 1700 metros hasta el campo base, con este dolor, y así lo hice.

Me encontraba muy fuerte, tanto así que desde el campo 1 abrí la huella hasta el campo 2 con 50 cm de nieve fresca. Llegamos a desenterrar la tienda que estaba hundida en la nieve mas de un metro.

El tiempo estuvo pésimo el 14 y 15. Nevó 40 cm hasta las siete de la noche y a las tres salimos hacia el campo 3. Tuvimos que abrir huella con nieve hasta las rodillas. Esto fue muy duro pero me sentía muy bien. Cuando terminamos la pendiente y nos acercábamos a las cuerdas fijas hay un pequeño resalte de hielo que hay que escalar, en ese momento apoyando mi grampon, mi pierna se resbaló y sentí el templón y con mi alarido fue más que obvio: tengo una lesión que tengo que revisarme . Aún no se si es que es grave pero tuve que regresar desde ese momento al campo base por mis propios medios.

En ese momento los dos sherpas se fueron a desmontar el campo 3 y bajar todo, pero se encontraron con la sorpresa que una avalancha de un enorme bloque de hielo que se desprende del serac del campo 3 los días anteriores, barrió con todo nuestro campamento y no teníamos ni tienda, ni sacos de dormir, ni linterna, nada de nada. Si hubiéramos seguido hacia arriba, de todas formas nos habría tocado darnos la vuelta, perdimos todo el equipo de montaña.

Así de duro es subir estas montañas de más de ocho mil metros. De nuevo la nieve y el bendito clima nos deja después de 17 días seguidos de nevadas, imposible el acceso a la cima del Annapurna y con los siguientes resultados: un compañero muerto a 7600 metros . Dos compañeros heridos la espalda por avalanchas. Un compañero roto la cabeza por avalancha. Un compañero arrastrado y casi sepultado por avalancha. Un sherpa arrastrado por avalancha. Tres rescatados en helicóptero desde 7000 metros porque ya no podían bajar y sufrieron congelaciones leves. Y un ecuatoriano lesionado la rodilla por caída en una grieta.

Mi bajada hasta el campo 2 estuvo peligrosa porque había mucha nieve fresca y esta pendiente es peligrosa para las avalanchas. Recé que no caiga una placa y me arrastre. Cuando llegué al glaciar plano no podía más del dolor pero había que llegar al campo 1 cargado con 14 kilos en mi espalda. Más de una vez grité el mismo alarido impotente por el dolor en mi rodilla. Bajaba paso a paso, todo un suplicio descomunal. Llegué por fin al campo base a las tres de la tarde, nada cansado pero si muy triste de haberme dado la vuelta.

Mi compañero Iraní, en cambio, estaba tan feliz de que hayamos bajado pues de todas formas él ya no iba a subir a la cima porque decía que había mucha nieve y no quería arriesgarse.

Pero los retos nunca acabaran para mí. En la escuela de los Himalayas aún están empezando, porque voy madurando y entendiendo muchas cosas como por ejemplo que los planes solo son planes, pero al llegar acá todo cambió y me tocó ir resolviendo muchos problemas.

Y bueno hemos logrado bajar y poder contarles que este intento lo hice por ustedes, por los que escribieron a la web dando ánimos. Vencí un montón de miedos: el miedo a la muerte, el verdadero miedo a perder la vida. Ayer que subía para el cono me sentía muy tranquilo sin miedo y sereno y eso me indicaba que si podía subir sin riesgo.

Quien soy yo para juzgarle a esta hermosa montaña que me regaló momentos conmigo mismo como ninguna otra montaña lo ha hecho. Y ahora espero que el periodo de descanso sea corto, que mi lesión sea superficial para poder seguir en este camino de soñar en lograr lo que me parece inalcanzable y poderles decir que ustedes también sueñen con sus aparentes imposibles. Que muchas veces en la vida hay avalanchas, mal tiempo, perdemos el equipo, nos lesionamos, pero todos esto se puede resolver, todo a la final pasa y empieza un nuevo momento.

Dejar de soñar es perder ese contacto con nuestras almas. Seguir soñando es estar vivos. Les agradezco a mis auspiciantes: SALUD S.A., CHEVROLET, COCA COLA Viviendo positivamente y MINISTERIO DEL DEPORTE.

Cuando uno tiene esta enorme responsabilidad en su espalda es duro no lograr la cima, pero yo personalmente estoy practicando este deporte con el único objetivo de seguir llevando un mensaje de motivación. Yo con dos medios pies amputados puedo escalar, ir donde quiera, luchar, soñar, buscar, guerrearle a la vida. Ya no quiero ser el mejor, ni el más rápido ni el más fuerte. Solo quiero AGRADECERLE A LA VIDA POR DEJARME HACER LO QUE AMO.

Por esto no me quedo en la zona de comfort esperando ver cómo pasa el tren de la vida y de hecho estas situaciones en vez de deprimirme hacen su efecto contrario, me llenan de fuerza para seguir adelante. Siempre doy más que el 100%. Siempre dejo mi alma en estas expediciones por lograr el objetivo, porque amo lo que hago y pienso que ustedes tienen que darlo todo por sus sueños, convertirlos en metas y hacerlos realidad. Por Dios, no se detengan. Como me dicen ustedes mismo a mí, no es el final estamos cogiendo experiencia en este camino de los Himalayas que es hermoso y duro a la vez. Por eso continuamos, ECUADOR EN TODO LO ALTO.

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