Soltar las riendas
Queridos amigos, ya estamos en el campo base chino a 4800 metros, aclimatando para subir finalmente el día 20 al campo base avanzado y comenzar con el proceso de montar los diferentes campamentos de altura en la montaña. Estos son 2 el C1 a 6400 m y el C2 a 7200.
Les cuento que antes de ayer cenando en Tingri, yo no tenía hambre pero me sirvieron un plato que no pude rechazar y al terminarlo sentí un fuerte espasmo en el estómago y seguidamente estaba en el baño, sufriendo las consecuencias de este empacho digestivo. Esa noche cada 20 minutos en el baño, sin dormir. En la mañana me encontraba sin energía pero ya no tenía diarrea, mi ánimo se debía a los síntomas de la deshidratación a pesar de haber tomado mucho líquido. Así que estuve en cama desde temprano. Me sentí débil y vulnerable ante todos los demás.
En la noche cuando Claudia salió de la habitación a cenar, aproveché para hablar con Dios y me di cuenta que mi cabeza necesitaba tener el control de las diferentes situaciones. Así lo he sentido estos pocos días ya que llevo una ventaja con los demás compañeros porque para ellos esta es su primera expedición a una montaña de más de 8000 metros. Sin embargo, en este conversar con Dios, comprendí que nada de lo que yo haga, piense o planifique, puede hacer que la voluntad de Dios cambie. Así que por eso, hablando con él, le entregué los resultados de esta expedición al CHO OYU. En ese momento, comprendí que aunque seas fuerte, estés preparado y tengas toda la tecnología, planificación y el “control”, en momentos como este, en cama débil, reconocí que soy vulnerable, que este camino y ejercicio espiritual de subir montañas es un aprender conmigo mismo para regresar como un mejor ser humano.
En ese momento entendí que si es que las montañas son un instrumento que alimenta el ego, las diferentes experiencias que se tengan serán para que este ejercicio de subirlas doblegue al ego y no se convierta en el. Después de cerrar los ojos, al despertar con una actitud más relajada, hoy día 17 de abril, camino al campo base Chino, el CHO OYU nos recibe despejado con una luz radiante. Las ganas de alcanzar su cima son ahora con la conciencia de que es en búsqueda de un ejercicio conmigo mismo, no en búsqueda de sumar una cima más al curriculum de escalador.
Les quiero a todos,