Estimados amigos,
No sé cómo empezar el diario esta vez. Han pasado muchas cosas en campo base y recién hoy, que Santiago y sus amigos fueron al campo 1 para empezar su aclimatación en la montaña, me decido a escribirles, aprovechando un poco el espacio y la soledad. Hoy es el quinto día que estamos en campo base y todo lo sucedido acá ha sido extremo. Al tercer día, al amanecer, muchos grupos estaban en el campo 3 y campo 2 de la montaña, estaban listos para hacer su ataque a la cumbre, pues ya llevaban alrededor de tres semanas acá, cuando a las 5h00 de la mañana hubo una avalancha tremenda. Un bloque de hielo inmenso se desprendió y fue arrastrando toda la nieve acumulada durante muchísimos días. Lo triste de todo esto, fue que esta avalancha o limpieza de la montaña (como la llamo yo) fue arrastrando a toda la gente que estaba en campo 3, desapareciendo todo lo que estaba en su camino. La avalancha fue tan grande que alcanzó a llegar al campo 2. La mayoría de gente del campo 3 murió y muchos otros quedaron heridos y unos pocos sobrevivieron. Nosotros nos enteramos de la noticia a las 6h30 de la mañana, cuando llamaron por radio a algunas personas para que empezaran el proceso de rescate. Desde ese momento, el ambiente del campo base cambió. A las 9h00 empezaron a llegar los helicópteros para rescatar a la mayoría.
Fue una tarea ardua para los pilotos pues debían aterrizar a 6900 m varias veces. A las 12h00 terminaron su labor pues las nubes se posaron en la montaña. Al siguiente día volvieron para sacar más cuerpos. De lo que conocemos hoy día, el saldo de ésta avalancha fue de 15 muertos, 10 desaparecidos y varios heridos que ya están evacuados y siendo atendidos en el hospital de Katmandú. ¿Qué más puedo decir con respecto a esto? No es fácil ni siquiera escribirlo, se me remueve algo por dentro. Siempre había escuchado de cosas así que pasaban en los ocho miles, pero nunca había estado presenciando ésta situación. A pesar de todo, estamos agradecidos que no nos tocó vivir a nosotros nada de esto, ni siquiera con gente allegada. Pues resulta que también hay otra expedición ecuatoriana, amigos además de todo, y gracias a Dios, ellos también estaban en campo base cuando sucedió esto.
No han sido días nada fáciles. Muchas expediciones decidieron ayer retornar a sus casas, sobre todo las expediciones comerciales, que no vienen por tema deportivo sino más por tema de turismo y tener la experiencia de subir un ocho mil. Estas expediciones contratan muchos guías y muchos sherpas para poder ascender la montaña y como es entendible, muchos de ellos que estaban en campo 2, ya no quieren volver a subir. Los sherpas hicieron ayer una reunión y decidieron dejar de trabajar e irse a casa, inclusive los que estaban con nuestra agencia, se van. Ahora muchos clientes están esperando a ver qué pasa.
Por nuestro lado, Santiago, Hernán y Víctor, decidieron salir hoy, después de respetar un par de días de luto por la gente fallecida. Ellos recién van en plan de aclimatación, sin embargo, están conscientes de que deben ir observando todo, pidiendo permiso a la montaña, con mucha humildad dejando que sea la montaña la que les vaya diciendo hasta donde pueden subir en ésta ocasión. Este tema no es fácil. Para percibir esto, hay que estar en estado meditativo, con el corazón abierto y los sentidos alertas.
Y yo por mi lado, debo enfrentar mis propios retos: estar relajada, tranquila, con mucha fe, con mucho amor, con mucha humildad también. Observar mis limitaciones, mis miedos, enfrentarlos, aceptarlos para luego dejarlos ir. Sólo así soy un verdadero apoyo para Santiago. Sólo así crezco. Las cosas que vivo en estas expediciones, no las viviría ni en 20 o 30 años en la comodidad de mi hogar o en una oficina. Por eso estoy muy agradecida con la vida por permitirme crecer tanto en tan poco tiempo. Ahora entiendo a Santiago, cada vez que él vuelve de una expedición al Himalaya, regresa cambiado, más pulido, más pequeño y más grande a la vez.
Es acá donde se pone en practica todo lo que nos han dado como herramientas, la fe, el amor, la constancia, la voluntad, la fortaleza, la alegría, la tristeza, vivir un día a la vez. Se vienen a nuestra mente muchos elementos de mucha gente que ha pasado por nuestro camino y nos los ha ofrecido. Es acá donde recordamos todo. Es acá donde mi ego empieza a derretirse como la nieve y mi verdadero ser sale a la luz, esa guerrera, como alguien alguna vez me dijo, deja de esconderse y debe salir a batallar. Y ahí vamos, tres días de viaje, cuatro de espera, luego nueve de caminata, luego cinco en campo base, en total como 21 días desde que salimos de Quito y parecen que han pasado años, ya me siento diferente y Santiago también.
Santiago acaba de llamarme por la radio, él ya está en campo 1, dice que se siente bien, le tocó subir cargadísimo pero está bien. Pero me dice que las condiciones de la montaña no se ven muy aptas para subir. Por lo pronto, van a dormir en campo 1 para aclimatar y mañana decidirán qué hacer. Si el riesgo sigue, tal vez regresen. Deben hacer lo más prudente. Y yo les doy mi bendición.
Gracias nuevamente a todos los que envían sus buenas vibraciones. Gracias a nuestra familia que sabemos están pendientes. Gracias a todos nuestros amigos. Gracias a todos de corazón. Gracias a los auspiciantes de este proyecto, que aun sabiendo los riesgos que conlleva estos sueños, apoyan el reto, apoyan el sueño, apoyan el deporte, apoyan la historia para que mucha más gente se motive y decida a salir en busca de sus propios sueños. Gracias.