Estimados amigos

Les escribo desde el campo base, ya que ayer llegamos del campo 2, Hernán y yo,  terminando el proceso de adaptación a la altura, y en el cual alcanzamos los 6800 metros,  llegando al campo 3 y dejando un depósito. Cuando salí de la tienda del campo base,  tenía que tomar una decisión, subir con las botas de 7000 metros o con las de cumbre, y decidí subir con las de 7000, ya que no íbamos a la cumbre en estos días, apenas habíamos llegado al campo base hace 6 días y teníamos que terminar el proceso de adaptación a la altura.

Mientras las dos grandes expediciones  comerciales, ya subían para llegar a la cima el 29, en las cuales sus sherpas aún seguían acá, fijaron las cuerdas, aseguraron con escaleras de aluminio las grietas gigantes y abrieron la huella hasta la cima.  Así un ocho mil es un poco  más fácil de subir que cuando hay que hacer todo el trabajo, entre solamente cuatro personas, y claro, este trabajo de ellos también facilitó nuestro proceso de aclimatación.

Quiero agradecer a los sherpas de esa expediciones, que en esta ocasión, fueron los que trabajaron bastante para que sus clientes suban y que por tal razón, nos queda a nosotros también esa ayuda.

Ahora todos los que lograron  la cima los días anteriores, se comienzan a ir a sus casas. Su trabajo ha terminado y se van contentos, les abrazamos y felicitamos, y esperamos que esta montaña, nos regale esa dicha y bendición a nosotros también. Quedamos tres o cuatro grupos pequeños. De los cuales somos dos, los que estamos listos para ir a la cima.

El reporte meteorológico indica que hasta el 6 de octubre hay 60 km de viento en la cima y esto nos hace imposible intentarlo. Por lo que esperamos se abra una ventana de 2 o 3 días para que el viento baje y poder intentar la cima. Es mi deseo, lo he dado todo y apenas en ocho días, ya estamos listos para intentar la cima.

Afuera llueve, mi corazón quiere llegar a la cima y tenemos 15 días para lograrlo, hay que tener paciencia y comenzar con este tira y afloja de la espera en campo base, ya vieja amiga de las expediciones en los Himalayas. Ahora sí me llevaré las botas de cima, porque si me la hubiera llevado antes, conociéndome, hubiera intentado la cumbre los días anteriores y no hubiera sido prudente sin haber terminado el proceso de aclimatación. Es mejor hacer todo a su debido tiempo y con prudencia.

Y es justo por eso, que la línea entre la vida y la muerte está en tratar de tomar las mejores decisiones. Tal vez, no lo sé,  si hubiéramos llegado antes al campo base en un inicio, hubiéramos estado en el campo 3, aclimatando el día en que la avalancha ocurrió.

Ahora sólo resta esperar que ocurra el milagro de la ventana de buen tiempo y la montaña nos de su bendición para subir hasta su cumbre y bajar sanos y salvos.

Les mando un abrazo enorme a todos desde estas hermosas tierras y sagradas.

Reitero mi agradecimiento como siempre a las empresas que hacen posible este proyecto:  Salud S.A. , Chevrolet y  Ministerio del Deporte.

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